sábado, 2 de abril de 2011

Supongo que hoy toca Zapatero

La noticia está en que José Luis Rodríguez Zapatero no sigue. Ya se lo ha comunicado a su partido y consecuentemente a toda la sociedad española. Vaya por delante que nuestro presidente no es santo de mi devoción ni de lejos, pero eso no quita para que muestre cierta comprensión por él. Porque, miren ustedes, tiene que resultar tremendamente duro ser considerado el culpable de todo lo que nos pasa. Si la economía va mal, si no me llega para la hipoteca, si estoy en paro, si me matan a impuestos, si la gasolina..., si la luz, si llueve, si la guerra, si la enseñanza... todo se lo achacamos a quien está a la cabeza del gobierno.
Es verdad que de muchas cosas es responsable, pero no de todas. Hay una cuestión de la que el presidente no es directamente responsable y puede que sea la peor de todas. Se trata del vertiginoso derrumbe del carácter español. Me refiero a ese carácter que tenían nuestros padres. Si, hombre, esos que vivieron en unas condiciones muchísimo peores que las nuestras y se las apañaron como pudieron para sacarnos adelante. Nosotros hemos perdido esa capacidad de esfuerzo y sufrimiento, ese tesón heredero de la virtus romana, que hizo posible que España se levantara cuando prácticamente había rodado por la lona del cuadrilátero.
Nuestros jóvenes están blanditos, blanditos. Acostumbrados a los años de bonanza que hemos vivido, no están en condiciones para afrontar la situación que nos está llegando. Lo de la crisis es pasajero. Algún día saldremos de ella. Lo que no es pasajero es el movimiento de personas que se está dando en el mundo. Nos llegan jóvenes de otros países que, acostumbrados a pasarlas canutas, son capaces de luchar por un trabajo con una fuerza de la que nuestros "españolitos" carecen.
Señor presidente, a pesar de pensar que usted lo podría haber hecho mejor, entiendo que esté hasta las narices de ser el malo de la película. Supongo que ahora podrá contar aquella vieja adivinanza: "¿Saben en qué se diferencian Dios y el Diablo? En que al Diablo le gustan las mujeres malas y a-diós... muy buenas".

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