sábado, 16 de abril de 2011

América

Puede que los peregrinos del Camino de Santiago lo que pretendiesen, en realidad, fuera llegar a América. Al llegar al cabo del Fin de la Tierra, Finisterrae, descubrían con desilusión que el mar impedía continuar el viaje. Allí donde tenían enterrado a Sant Yago o a Priscilianus o vaya usted a saber, aprovecharon el tirón y montaron todo un complejo para atender a peregrinos y ganar dineros y prestigio.
Nunca he estado en América y, aunque nunca se sabe, dudo que vaya. El país es atractivo. Lo que no me seduce son las muchas horas de avión exento de humos del tabaco. Y, me han dicho, que al llegar allí, lo de fumar está tan viciosamente restringido como en España o más. Paradojas de la vida que el país con los mejores tabacos del mundo sea el que ha iniciado la moda antitabaco.
Ahora mismo lo que me sorprende es que cuando miro las entradas a este blog, ganan por goleada los americanos. Y no se trata de los países que hablan español sino de los Estados Unidos. Supongo que, ustedes, los que miran estas páginas son hispanohablantes ¿o utilizan un endiablado traductor? Agradezco el interés que puedan tener por esta visión subjetiva que doy de los asuntos de España pero sobre todo estoy sorprendido. Verán, los españoles arrastramos desde hace tiempo la creencia de que no nuestro no le interesa a nadie. Tenemos una visión pesimista de nosotros mismos que unas veces es justificada y otras no. Somos fatalistas pero conservando cierto gracejo.
Ahora no navegamos con barcos, como don Cristóbal, ni siquiera en las naves aéreas por lo del do not smoke, sino que viajamos por este reino extraño del internet. Lo cual, dicho sea de paso, es bastante cómodo. Sepan que a partir de ahora estaré un poco condicionado por la presencia de ustedes, los americanos, cuando escriba. Preocupado por hacerlo y bien y al mismo tiempo contento.
Como decían Lolita Sevilla, Manolo Morán y Pepe Isbert... os recibimos con alegría.

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