martes, 5 de abril de 2011

Al final... inglés.

Señor Rajoy, con lo bien que usted me cae y que me haya abandonado de esta manera. Porque he oído que está aprendiendo a hablar inglés. Pero hombre, si lo que tiene es que aprender a hablar en latín y luego convencer al resto de los europeos. Yo lo haría por usted, pero verá, a mi no me van a hacer caso y si no, mire las encuestas. Ni salgo.
La verdad es que le entiendo. Es cierto que en este tiempo un aspirante a mandatario nacional tiene que, además del gallego y del español, saber hablar en inglés. Porque si no lo hace quedará en las fotos como si fuese una aparición a lo Iker Jiménez, con una sonrisa boba de no enterarse de nada mientras los otros mandatarios parlotean en el idioma britano. No sé si esto de las fotos le recuerda a alguien.
No se lo va a creer, pero conozco, de oídas, a un personaje que ha tenido siete años para aprender algo de inglés y nada. Sólo habla un español con buen acento vallisoletano. Desde luego, no me refiero a nadie que usted conozca. No vaya a pensar que estoy haciendo críticas gratuitas. Pero, volviendo a lo de antes, usted que seguramente tiene buenos fundamentos en humanidades, que lo del registro de la propiedad no es moco de pavo, podría echar una mano en esta idea del latín como idioma de Europa. Probablemente el amigo Obama se va a disgustar un poquito porque él lleva estudiando inglés desde pequeño y ya lo habla notablemente bien. Pero tampoco podemos contentar a todo el mundo. Tampoco haga lo de aquel, a mi me lo han contado, que se quedó sentado mientras pasaba la bandera del país del señor Obama. Una cosa es no contentar, otra ofender.
De acuerdo, siga usted estudiando inglés. Me parece bien. Pero si es posible, de vez en cuando, tire algún latinajo a los europeos. El gonadas mite del señor Trillo, por ejemplo, es magnífico. Y no deje que le acomplejen y nos acomplejen a otros por defender las raíces más arcanas de nuestra cultura.
Vale.

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