sábado, 30 de abril de 2011

La boda y Mourinho

Puede que no tenga relación alguna. Por un lado, se casa el príncipe Guillermo y por otro Mourinho sigue en sus trece con las declaraciones "post partidum". La relación está en que ahora, que andamos con casi cinco millones de parados, que ha subido la inflación y bajado el número de población activa, que andamos a tiros en Livia  y Afganistán, y que en Siria están como están, nosotros preferimos hablar de la boda real o de si Pepe tocó o no tocó (que va a ser que no) la tibia de Alves.
¿Por qué sucede esto? ¿Por qué preferimos hablar de las pamelas de la boda o de lo que dice Mourinho antes que de los problemas reales? Pues muy sencillo: porque necesitamos un respiro. Incluso cuando tenemos a Anibal ad portas, queda tiempo para hablar de la boda de la niña o de los logros de nuestros deportistas.
Yo no quiero ser menos, ni distinto a lo demás, así que prefiero hablar de la boda primero. Como soy un desinformado, no tenía ni idea de con quién se casaba William hasta hace dos días. Vistas las fotos, hay que decir que la nueva princesa es muy guapa. Y no me vengan con que hay chicas mucho más guapas que no salen por la tele. Eso ya lo sabemos. La realidad es que la pareja queda bien para las fotos, igual que nuestra pareja de príncipes. Se trata de eso, de quedar bien en las fotos. La realeza, como el escudo del Madrid o del Barcelona, es símbolo, es representación. De momento lo hacen bien. Aunque si les digo la verdad, a mi quien me apasiona es nuestra reina que es más elegante que todas las monarquías europeas juntas.
Por otro lado está lo del partido. Creo que Mourinho tiene razón en lo que dice y que, además, la expulsión de Pepe parecía más algo programado que causado por la acción del juego. Ni le toca. En lo que no tiene razón el entrenador del Madrid es en el juego que planteó. Ahí sólo jugaba el Barcelona. Que lo hacen de lujo. El Madrid tiene que salir a jugar y si se pierde, se le da la mano al contrario y se le felicita.
Cinco millones de parados, ¿qué te pareció la boda? ¿y Mourinho?

jueves, 28 de abril de 2011

1.339 millones de chinos

Son muchos y ellos lo saben. Todo está lleno. La impresión que uno se lleva de China cuando anda por allí unos días es que todo, todo, está muy pisado. Las calles, las plazas y los carriles de bicicletas están saturados de personas. Al pasear por las calles de Pekín, después de acostumbrarse a que los chinos le miren descaradamente fijándose en estos raros rasgos occidentales, a uno le llama la atención una cosa. Se ven muchas parejas de mujeres cogidas de la mano y también muchas parejas de hombres cogidos de la mano. Y, después, cuando consigues que alguien te lo explique, te llevas la sorpresa. Es para no perderse. Hay tanta gente que si no vas cogido de la mano puedes acabar todo el día buscando a tu acompañante.
Otra cosa que llama la atención de las calles de las ciudades chinas es que apenas se ve algún niño. Ellos te explican que los niños o bien están en el colegio o bien estudiando en casa. Y es verdad. Los niños chinos, probablemente, sean los más presionados del mundo por el sistema educativo. Aprender chino es difícil. Aprender a leer y escribir en chino es toda una proeza. Nosotros los españoles aprendimos a leer con veintisiete letras, y eso que tenemos la ñ. Los chinos tienen que aprender de dos mil a tres mil signos. Cinco mil signos conocen los más sabios. Así, que no es de extrañar que los niños chinos las pasen canutas. Pero, además, es que hay muy pocos niños. Uno por pareja permite la ley en las ciudades. Dos en el campo.
Con el censo que han conseguido hacer, y es que tiene su dificultad, han descubierto que son 1.339 millones de personas las que pisan las calles chinas. Y ahora se dan cuenta de que tienen demasiadas personas mayores y pocos niños. Pero si esto era de cajón. Si sólo se puede tener un niño por pareja la población tiene que tender a la mitad a largo plazo y al envejecimiento acelerado a corto plazo.
Todos pensamos que China es la economía emergente más potente del mundo. Pero cuidado, una población envejecida puede plantear un freno imposible de vencer.
Lo que les decía 2.678 millones de pies pisando China.

miércoles, 27 de abril de 2011

Ociosos, burgueses, quejicas e intolerantes

Pues ya lo sabe. Si ahora mismo usted está leyendo esto, pertenece a la categoría de los "ociosos, burgueses, quejicas e intolerantes". Esto es lo que se dice, en un medio televisivo, de los que pasean por la red, los internautas.
Vayamos por partes. Lo de que todo internauta es un ocioso tiene un punto de verdad. Hay que tener tiempo libre para asomarse a la ventana del ordenador. ¿Y qué si somos ociosos en nuestro tiempo de ocio? Parece ser que nuestro ocio debería ser conducido y manipulado por otros que saben más . Y unas narices, perdone la expresión. Nuestro tiempo libre es eso, libre, y lo utilizamos como mejor nos convenga.
Permítame que salte al punto tres. Los internautas son quejicas. No lo entiendo. Se referirá el señor de la televisión a que cuando, como cualquier ciudadano, sentimos que la libertad se nos restringe intentamos defenderla y ampliarla en la medida de lo posible. Según este criterio, los impulsores de la Revolución Francesa y de la Revolución Rusa no eran más que una panda de quejicas.
Cuando encendemos un ordenador, parece ser, nos convertimos en unos intolerantes. ¿Esto será un insulto real o un latiguillo para redondear la frase? Porque no le veo el sentido por ninguna parte. Intolerante es aquel que no acepta las diferencias de los otros aún cuando a él no le molesten en absoluto. Pues vale, soy intolerante aunque todavía no sé por qué.
Me he dejado para el final lo de burgueses. Es que es muy bueno. Según la doctrina marxista, los burgueses son aquellos que detentan los medios de producción. Los ricos en resumen. Si los que manejan un ordenador  son burgueses, quiere decir que prácticamente la totalidad de la sociedad española ha alcanzado el nivel económico y cultural de la burguesía. ¿O no será eso lo que quiere decir el señor de la televisión? Puede que sólo entienda la palabra burgués como un insulto. Pero, por favor, si me quieren insultar que utilicen alguno de los insultos clásicos de nuestro riquísimo léxico. Porque si me insulta con la palabra "burgués" o bien no me doy por insultado o bien me hace pensar que necesita algo de lectura el que me quiere insultar.
Da la sensación que desde determinados medios se nos quiere reprimir la libre expresión. Esto me recuerda, y perdone usted si no lo encuentra muy relacionado, a una ocasión en la que íbamos mis hermanos y yo con mi madre paseando por el monte. Unos supuestos ecologistas habían ido cerrando el camino con montañas de ramas para que las motos y la bicis no pudieran pasar. Lo malo es que tampoco podía pasar mi madre. Cuando quitamos el impedimento vegetal se nos echaron encima diciéndonos un montón de cosas malas. Terminaron diciendo, en su defensa de la naturaleza, que las personas mayores no tenían que pasear por el monte. Como no accedimos a su deseo y mi madre pudo pasar, nos lanzaron distintos insultos...
Pues nos dijeron de todo, menos burgueses.

martes, 26 de abril de 2011

El sol

Allá por el año 1350 antes de Cristo, en el Antiguo Egipto se representaba al sol con unos rayos que terminaban en manos abiertas. El sol, para los egipcios, era un donador de bienes ya que gracias a él la vida surgía en la tierra. El rey, Amenofis IV, hizo que toda la religión, que hasta entonces se basaba en cientos de dioses, girase únicamente en torno al sol, el dios Atón. Los egipcios tenían razón ya que el sol es el que produce la fotosíntesis en la base de todas las pirámides alimenticias. El sol es, según los antiguos, el dios que da la vida. Pero no deja de ser un dios e igual que da la vida puede quitarla.
Si miramos en esos rincones de los periódicos que se dicen de Ciencia, veremos que nos hablan del sol. Pero no lo representan exactamente con las manos extendidas para darnos la vida. Nos avisan de la posibilidad, de la evidencia más bien, de que nos vengan una serie de tormentas magnéticas de gran envergadura. Estas tormentas ya sen han producido en el pasado. La diferencia con la actualidad es que hace unos años no dependíamos, como ahora, de la electrónica. Al no haber aparatos electrónicos, la tormenta magnética no tenía nada que romper. Aunque, y esto no está demostrado, es posible que cambiase un poco el humor de las personas.
Como decía, se nos avisa, aunque sólo en los rincones de la prensa, que se nos viene encima una serie de tormentas solares que puede dar al traste con muchas de las cosas que ahora consideramos imprescindibles. Los satélites que nos comunican pueden hacerse chamusquina. Todos los cacharros electrónicos que inundan empresas y domicilios particulares se pueden freír. Las centrales eléctricas pueden quedarse inservibles durante horas, días o meses, según sea el manotazo solar. Y además, los móviles dejarán de funcionar... horror, los móviles dejarán de funcionar.
Todo es cosa del sol. Así, que no vale decir que los humanos hemos machacado la tierra, lo que es verdad, y que por eso merecemos el castigo del viejo dios Atón, lo cual es mentira.
Voy a ver si me compro un sombrero elegante.

lunes, 25 de abril de 2011

Bicicletas

Una bicicleta es un artefacto maravilloso si la cuesta es hacia abajo y endemoniado cuando la cuesta tira para arriba. Vencer la fuerza de la gravedad a base de dar pedales me parece más digno de los horrores del Tártaro que de un deporte. Llevo tiempo pensando en la manera de aprovechar la gravedad para subir las cuestas. Igual que un velero puede navegar con cierto ángulo en contra del viento, lo que llaman ceñida, tiene que haber una manera de subir cuestas aprovechando la tendencia a ir hacia abajo. No he dado con el sistema, pero cuando lo encuentre se lo venderé a alguna multinacional para que lo esconda durante años y así se sigan vendiendo motocicletas.
El caso es que a uno de mis hijos se le ha roto el eje del pedal. Las bicis de hoy en día no hacen más que romperse. Es verdad que tienen un montón de cambios para que el esfuerzo sea menor pero qué mal funcionan. No ganas para reparaciones.
Mi primera bici... mi primera bici no era mía. Era de mi hermano. Se trataba de una pequeña bicicleta de color gris. Por supuesto, no tenía cambios y los frenos... tampoco tenía frenos porque estaban ancestralmente rotos. Para frenar se metía el pie entre el cuadro y la rueda trasera. La fricción de la suela del zapato con la rueda era el sistema de frenado. A veces funcionaba. El caso es que aquella bici, quitando la nimiedad de los frenos, nunca se rompía. Podíamos montar en ella cuatro chicos a la vez sin que pasara nada. Uno en el sillín, otro en la barra, el tercero de pie sobre las palomillas de la rueda trasera y el cuarto sentado sobre el manillar. Los batacazos eran considerables pero la bici seguía como nueva.
Es verdad que nos pasábamos buena parte del día con la cajita de Sami arreglando pinchazos. Las cámaras eran todo un muestrario de parches. Ahora, en cuanto se pincha una rueda, se pone una cámara nueva. Y es que se está perdiendo el concepto de reparar las cosas para que sigan funcionando. En cuanto algo se rompe se cambia por uno nuevo.
Espero que esta tendencia de tirar lo viejo y cambiarlo por algo nuevo no llegue hasta las personas. Será porque yo ando siempre con reparaciones y no me hace gracia que me cambien por otro en buen estado.

domingo, 24 de abril de 2011

Examen democrático

En el periódico ABC han realizado un examen a un grupo de jóvenes de dieciocho años o de los que los van a cumplir. El asunto consiste en ver si están lo suficientemente preparados para votar en las próximas elecciones. El resultado ha sido que si hay que estar preparado culturalmente para votar, estos jóvenes no podrían votar. En conjunto, resulta que no están preparados. Tienen poco conocimiento de nuestra historia democrática y del funcionamiento de las instituciones.
Como el ABC ofrece el examen a quien lo quiera hacer, pues nada, yo me he examinado y sin copiar. La cosa no ha sido muy alentadora porque aunque he aprobado, he fallado en cuatro de las diecinueve preguntas que se proponen. Miren, yo escucho alguna tertulia política por la radio y miro de vez en cuando los periódicos. Es decir, no soy de los más desinformados. Pero, narices, he fallado cuatro preguntas. De todas las maneras, espero que con un setenta por ciento de aciertos me deje votar.
La pregunta que me planteo ahora es si es necesario tener una gran cultura para poder acudir a las urnas. Dejando a un lado el que cuanta más cultura se tenga es mejor, creo que el pueblo vota de otra manera. Se vota más por sentimiento y por intuición que por conocimiento. A veces, el pueblo se equivoca pero en términos generales no. Esto es lo bueno de la democracia.
Si me hubieran preguntado por el resultado de las últimas generales, y lo recuerdo muy bien porque me tocó ser presidente de mesa, hubiera dicho, en su momento, que el pueblo se había equivocado. Ahora pienso que no. No sé a qué se debió, pero el pueblo español acertó al elegir a quien eligió. Y si no, piensen en la que se habría montado en este país cuando llegó la crisis si en el gobierno hubiera estado la derecha. La realidad ha sido que gracias a que no era la derecha quien mandaba aquí no se ha movido ni el gato, que sigue tumbado junto al radiador.
Tenemos a la vista otras elecciones y el pueblo, vote a quien vote, volverá a acertar. Porque el verdadero acierto no es a quién se elige sino quién elige.

sábado, 23 de abril de 2011

Entiendo que no le gusten los toros

Entiendo que a usted no le gusten los toros. Lo entiendo perfectamente porque hubo una época en la que a mi tampoco me gustaban. Más bien fue un periodo de tiempo, durante el que me obligué, por ideología, a detestar los toros. Lo malo fue que a pesar de todas las ideas revolucionarias, en el fondo, los toros me seguían resultando apasionantes. Con el paso del tiempo, las ideas de corte izquierdoso se fueron puliendo y los toros seguían estando ahí. Pero todo esto es un problema personal que no va a ninguna parte. Como decía, entiendo que a usted no le gusten los toros.
El año pasado la zona nororiental de España decidía prohibir las corridas de toros. Para alguien a quien no le gustan los toros no debió de suponer mucho problema. Aunque puede ser que a usted, a quien no le gustan los toros, tampoco le gusten las prohibiciones. El caso es que el resto de los españoles no dijeron nada. Se quedaron en silencio como si a ellos mismos les avergonzase tener una afición, tan rancia y vetusta, que consistía en ir a los toros. Realmente, solo protestaron con fuerza ciertos grupos de catalanes que lo único que hacían era defender lo suyo.
Ahora resulta que Francia, sí, Francia, ha declarado los toros Patrimonio Cultural Inmaterial. ¡Toma ya! Tenían que ser los franceses los que defiendan los toros. Lo que los españoles no hacemos o lo hacemos tímidamente, los franceses lo defienden con fuerza y sin complejos. Vive la France, mon Dieu. 
El asunto no se queda sólo en Francia. También resulta que los marroquíes han decidido volver a celebrar corridas de toros en la plaza de Tánger. Tampoco tienen problemas en que se vean toros en su país. A este ritmo vamos a terminar con una España rodeada de corridas de toros y sin toros en ella misma.
Insisto. Comprendo que a usted no le gusten los toros. Pero convendrá conmigo en que todo este proceso es un poco chocante.

viernes, 22 de abril de 2011

Aire puro

Al fin lo hemos conseguido. Los espacios públicos están exentos de los humos del tabaco. Ahora podemos respirar sin que esos perversos fumadores nos agredan con sus cigarrillos, sus puros y sus malolientes pipas. Vamos hacia una sociedad más sana y más feliz.
Aunque no se lo crean, todo comenzó con las barberías. Aquellos eran lugares donde se iba a fumar, a charlar y de paso a afeitarse o a cortarse el pelo. Nunca se prohibió fumar en las barberías. El sistema para acabar con la fea costumbre de fumar fue cargarse directamente a los barberos. No los mataron, pero les dejaron morirse. No hubo recambio en la profesión debido al avance de las peluquerías unisex. Todo dentro del proceso imparable de cursilización social.
Otro lugar en el que tradicionalmente se fumaba era la sacristía de las iglesias. Entre albas y sotanas, siempre había un cenicero. Además del humo de las velas y del incienso subía hacia el cielo, o hacia el techo, el humo de los Ducados. Parece que a Dios le daba lo mismo.
Las tertulias que se organizaban en distintos cafés también estaban sometidas a la hegemonía de las palabras y de las columnas de humo. Hace tiempo que no estoy en ninguna tertulia. ¿Cómo serán ahora? Sobre este asunto yo opino que... disculpen un momento que me voy a echar un pitillito a la calle.
A la postre, igual que los parques infantiles, los bares y los cafés son territorio prohibido para los fumadores. Todavía se ve a algunos sumisos que se salen a la puerta del bar a fumar. Yo, que soy de los irredentos convencidos, directamente no entro en los bares. Porque, además, los bares tienen tres trampas. La primera es el precio. Parece que vamos al sistema europeo en el que tomarse una cerveza es una especie de hazaña. En segundo lugar, si quieres fumar pues nada a la bendita calle. Y cuando has pasado por estos dos yugos bajo los cuales ya has perdido casi toda tu dignidad, queda la tercera trampa. A la vuelta de la primera esquina están los guardias preparados con su alcoholímetro para decirte: te pillé.
No todo es malo, no. Se están consiguiendo grandes cosas como que se fume menos o nada, se beba menos o nada y... se hable menos o nada. Que tras la charla viene el funesto vicio de pensar y el pensamiento, siempre tozudo, se empeña en romper esas cadenas que tanto nos protegen de nosotros mismos.
Estoy algo receloso. De vez en cuando miro la cámara del ordenador y sospecho que sin que yo lo sepa me graba cada vez que enciendo la maloliente pipa.

miércoles, 20 de abril de 2011

Publio

Aprovechando la monotonía del mar, estoy leyendo el último volumen de la trilogía sobre Escipión el Africano, de Santiago Posteguillo. Aconsejo su lectura a cualquiera que esté interesado en la novela histórica. La verdad es que tenía este libro reservado y sin leer. No quería leerlo a pocos ni sin la suficiente energía. Las vacaciones son el momento adecuado para leer libros buenos. Y éste lo es.
El personaje que se decribe, Scipio, es uno de los más importantes de la historia. Normalmente se tiene una vaga idea de él ya que otro personaje, cercano en la historia, lo dejó en segundo plano. Me refiero a Julio. Julio,  además de militar y político, fue un excelente escritor y utilizó su ingenio literario para hacer propaganda de sí mismo en su tiempo y en la historia. Su magnífico latín ha sido traducido por generaciones de estudiantes. Galia trias partias divissa est... Así que más o menos tenemos idea de la Guerra de las Galias o de la Civil. Sin embargo,Publio Cornelio Escipión que salvó a Roma, y con ella toda su cultura y un proceso de mil años de historia, está casi perdido en el olvido.
Ahora estoy pensando que algo debemos a este hombre. Dándole vueltas no se me ocurre otra cosa que recordarlo en algo que siempre tenemos presente. Me refiero al calendario. Los seis primeros meses de nuestro calendario están dedicados a dioses romanos: Jano, Febo, Marte, Venus-Afrodita, Maya y Juno. Los siguientes a dos romanos de renombre Julio y Augusto. Después, nos quedan cuatro meses que sólo tienen por nombre el correspondiente a su ordinal, septiembre, el séptimo, octubre, el octavo y así. Bien, mi idea es poner nombre a uno de estos meses sin nombre. Es decir, septiembre puede llamarse sin ningún problema... Publio.
Cuando volvamos de las vacaciones de verano diremos: Al fin ha llegado Publio, vuelve el trabajo. Y recordaremos, aunque sea inconscientemente, la vida de un hombre que siempre estuvo dirigida hacia el trabajo por su patria.

martes, 19 de abril de 2011

El niño que merendaba jamón

Entre los mitos del barrio estaba aquel niño de la calle Sacramento. Se decía que, además de no salir a jugar a la  calle, merendaba jamón.
El jamón como merienda era algo lejano, casi mítico, para los demás chicos. El barrio, según mi percepción, iba desde la plazuela de San Javier hasta La Cruz Verde y desde la calle de Segovia hasta la del Sacramento. Las callejas que quedaban entre estas fronteras, en realidad dos la del Conde y la del Rollo, eran todo mi universo conocido. Más allá se extendía un mundo inalcanzable si no era acompañado por mis padres.
En este reducido mundo jugábamos y peleábamos distintas especies de chicos que no sé en que categorías hubiera clasificado Linneo. Nosotros sí teníamos claro cómo clasificarnos. Además de por la valentía en combate lo que establecía una jerarquía clara, estaba la cuestión de la merienda.
La clasificación empezaba por el niño mítico de la calle Sacramento, el que merendaba jamón. La verdad es que nunca lo conocí, y aunque mi hermano aseguraba que existía, no tengo seguridad plena de que su realidad no fuera producto de la imaginación. Después estábamos los que, como mi hermano y yo, merendábamos pan con algo. A mi lo que más me gustaba era el pan con chocolate, aquel chocolate Nogueroles que al morderlo hacía rechinar los dientes, aunque podía ser pan con aceite o con membrillo. En la siguiente categoría natural se encontraban los que o merendaban pan solo o, directamente, no merendaban nada. Mis amigos, el "Jaimen" y el Julito, se encontraban en este escalón trópico. Bien es verdad que a la hora de la merienda se dejaban caer cerca de mi madre por si había suerte y se compartía con ellos algo de la merienda, lo cual ocurría con frecuencia. Y en el último escalón estaban los que no sabían qué era la merienda y sobre los que teníamos serias dudas de que comiesen alguna vez, el Toño y el Luisito.
En cualquiera de los escalones de la pirámide fagocitadora había un denominador común. Todos estábamos delgados. Los chicos gordos no existían. Aunque puede que el chico mítico de la calle Sacramento sí estuviese gordo. No lo sé porque nunca comprobé su existencia.
Queda muy lejano aquel mundo. Ahora veo niños que rezuman grasas saturadas y sin saturar. Hartos de lácteos y de chuches y con una nada despreciable facilidad para hacerse esguinces. Chicos que no aprecian la merienda porque están hartos de tanto dulce y que  hacen ascos al bocadillo de jamón.
El niño de la calle Sacramento merendaba jamón... pero no sé si de verdad existió o sólo era producto de algún delirio causado por la fiebre.

domingo, 17 de abril de 2011

La playa

Por culpa de las vacaciones estoy en la playa, literalmente a doscientos metros de la playa. Y estoy porque mi familia tiene una tendencia crónica a pasar aquí el tiempo libre. No me opongo... pero quedo sumido en un mar de melancolía.
Nunca he sabido si la playa es donde comienza el mar o donde empieza la tierra. Será según se mire, supongo. Pero la playa es una frontera definida, y sólo desplazada unos metros por el ir y venir de las olas, entre dos mundos. Nací en el centro de la Península, en el lugar más alejado de todos los mares que la rodean. Puede que esto condicione mis sentimientos hacia el mar cercanos a Jorge Manrique.
El mar es el paso hacia otro mundo. Es el viaje hacia el reino de los muertos. Es la Laguna Estigia de los clásicos. Cuando estoy cerca del mar siento a Caronte rondando y exigiendo una moneda que pague sus servicios por el viaje hacia el Hades.
Cuando rara vez me acerco a la playa y, sobretodo en tiempo de ocio, veo miles de personas tumbadas o sentadas sobre la mancillada arena, mirando al horizonte marino, no puedo sustraerme al pensamiento de miles de almas esperando su turno para alcanzar la otra orilla. El más allá. El mar, como la muerte, es hipnótico y persistente y atrae con sus latidos en forma de ola la atención de los que están cercanos. Veo miles de almas condenadas irremediablemente a su destino. Monotonía adormecedora de olas que van sustrayendo la atención de todo lo que no sea el mar.
Antes tenía una visión más humorística y comparaba nuestras playas abarrotadas de humanos con esas playas abarrotadas de focas y leones marinos. Pieles lustrosas y brillantes por naturaleza en las focas, por aceites y ungüentos en las personas, todas brillando al sol y al resol de la arena. La diferencia está en que los humanos utilizan la playa para asomarse al mar, mientras que las focas la utilizan para asomarse a la tierra.
Arena, algas, aceite, arena, arena, la playa. El mar paciente y sin clemencia nos espera, como a los ríos, sabiendo que antes o después llegaremos a su profundo seno.

sábado, 16 de abril de 2011

América

Puede que los peregrinos del Camino de Santiago lo que pretendiesen, en realidad, fuera llegar a América. Al llegar al cabo del Fin de la Tierra, Finisterrae, descubrían con desilusión que el mar impedía continuar el viaje. Allí donde tenían enterrado a Sant Yago o a Priscilianus o vaya usted a saber, aprovecharon el tirón y montaron todo un complejo para atender a peregrinos y ganar dineros y prestigio.
Nunca he estado en América y, aunque nunca se sabe, dudo que vaya. El país es atractivo. Lo que no me seduce son las muchas horas de avión exento de humos del tabaco. Y, me han dicho, que al llegar allí, lo de fumar está tan viciosamente restringido como en España o más. Paradojas de la vida que el país con los mejores tabacos del mundo sea el que ha iniciado la moda antitabaco.
Ahora mismo lo que me sorprende es que cuando miro las entradas a este blog, ganan por goleada los americanos. Y no se trata de los países que hablan español sino de los Estados Unidos. Supongo que, ustedes, los que miran estas páginas son hispanohablantes ¿o utilizan un endiablado traductor? Agradezco el interés que puedan tener por esta visión subjetiva que doy de los asuntos de España pero sobre todo estoy sorprendido. Verán, los españoles arrastramos desde hace tiempo la creencia de que no nuestro no le interesa a nadie. Tenemos una visión pesimista de nosotros mismos que unas veces es justificada y otras no. Somos fatalistas pero conservando cierto gracejo.
Ahora no navegamos con barcos, como don Cristóbal, ni siquiera en las naves aéreas por lo del do not smoke, sino que viajamos por este reino extraño del internet. Lo cual, dicho sea de paso, es bastante cómodo. Sepan que a partir de ahora estaré un poco condicionado por la presencia de ustedes, los americanos, cuando escriba. Preocupado por hacerlo y bien y al mismo tiempo contento.
Como decían Lolita Sevilla, Manolo Morán y Pepe Isbert... os recibimos con alegría.

viernes, 15 de abril de 2011

Disculpen si insisto

Disculpen si insisto en el asunto de las procesiones pero ayer, tras la última sesión de labores docentes, cogí el coche y a marcha pausada, a ritmo solemne de procesión, como corresponde a las fechas, a ciento diez o menos, me pasé la tarde y parte de la noche para llegar al vertedero vacacional que es la playa. Por esta razón no hubo ningún artículo. En el coche iba oyendo la radio y me llamó la atención, además de lo del dinero de los chinos, la curiosa procesión de ateos.
Yo indudablemente soy duro de entendimiento y puede ser que todo lo interprete mal. Vamos a ver, resulta que se juntan una serie de personas que tienen en común... que no tienen nada en común. Porque el ateísmo, entiendo que es una ausencia de creencia. Puede que no. Puede que para algunos, el ateísmo sea una profesión de fe a la contra. Si hay creyentes en algo, el "ateo" sería el que defiende lo contrario de ese algo. Estos nuevos ateos no serían más que unos subordinados de los creyentes.
Pues resulta que una serie de señores deciden hacer un viacrucis ateo. Creo que todo el mundo tiene derecho a hacer lo que quiera siempre que no moleste a los demás. Pero en este asunto o bien había una clarísima intención de herir los sentimientos de los creyentes o bien, y esto es peor, había una total ausencia de imaginación. El hecho del nombre, viacrucis, implica ya una copia burda de lo que los católicos vienen haciendo desde hace siglos. Y esto es decepcionante. Recuerda demasiado a las misas negras que no eran más que necias imitaciones de las misas católicas. ¿Es esto lo que se defiende? ¿Son estos los nuevos caminos de pensamiento? Demasiada pobreza de ideas. Y la ausencia de ideas, la falta de imaginación, es imperdonable para aquellos que quieren proponer algo nuevo.
Además, el viacrucis de los no creyentes ya existe desde hace años. Si no me creen cojan su coche y vayan hacia las costas. Irán a ritmo pausado, solemne, procesional, mientras que, si lo desean, hacen acto de contrición y de ausencia de fe.

miércoles, 13 de abril de 2011

La Virgen sin soldados.

Pues parece que no va a haber soldados en las procesiones. Nuestra ministro de defensa doña Carma Chacón está empeñada en que los objetos religiosos carezcan de los honores militares. Ya, el año pasado, el Corpus de Toledo se quedó sin los relucientes fusiles. Este año ninguno de nuestros cristos, ninguna de nuestras vírgenes va a contar con los pasos armonizados de los militares. Pero ¡qué manía ha cogido esta mujer! No entiendo el motivo de que no se deje hacer lo que se viene haciendo desde hace años... mejor siglos y luego lo explico. Será que la ministro no se fía de sus funcionarios, los militares, o si no ¿qué? Pero si nunca se ha dado el caso de que los soldados se liaran a disparar contra los devotos que seguían la procesión ni contra el público. Pues nada, el Cristo de la Legión sin Legión. Mira, también se le puede ocurrir hacer el desfile del 12 de octubre sin que participen los militares... estoy por borrar esto último que lo mismo le parece bien.
Vera usted, doña Carma, esto de que haya soldados en las procesiones no es algo gratuito. No es un signo de poderío militar. No es signo de ostentación. Es tradición. Puede que a usted las tradiciones le molesten, pero a muchos de los ciudadanos de este país nos gustan. Digo que es tradición porque fueron precisamente los soldados los primeros que pasearon vírgenes por las calles de nuestros pueblos. Verá, parte de las legiones, las romanas no las actuales, que habían estado estacionadas en Egipto vinieron a Hispania, que así se llamaba, como lugar de retiro y con una recompensa de tierras para terminar aquí sus días. Estos legionarios había adoptado el culto a Isis, la virgen eterna. Y dentro de este culto estaba hacer procesiones de la imagen. Ellos sacaban en procesión a su Isis y lógicamente iban vestidos con sus mejores galas, con sus armaduras relucientes y con las hastae brillando en el luminoso aire hispano. Luego, Isis se convirtió, se asimiló, a las deidades propias de los iberos y más tarde a la Virgen tal como la conocemos los de tradición católica. ¿Se ha fijado usted en que en muchas de procesiones salen señores vestidos de legionarios romanos? Pues ya sabe por qué. Qué sería de la Macarena sin los armados, esos legionarios que marchan alegremente repartiendo caramelos a los niños...
Será quizás que tiene manía a las vírgenes y a los cristos... o si no, a los soldados. O puede que la manía sea a todos juntos. Pero mire, esto es España, Hispania si lo prefiere, y en este país hasta los que no tenemos ideas religiosas defendemos la tradición de nuestros antepasados. Más, si es una tradición que no hace daño a nadie.
Que tenga usted un buen día, y mi más profundo respeto por el ejército español y por todas las procesiones de nuestros pueblos y ciudades.

martes, 12 de abril de 2011

El vuelo de Yuri

De todas las noticias que traen hoy los periódicos sólo me ha interesado el aniversario del primer vuelo en el espacio de un hombre. El 12 de abril de 1961 los soviéticos ganaban por la mano a los estadounidenses y conseguían colocar en órbita una nave con un cosmonauta dentro. Yuri Gagarin, una especie de héroe y kamikace suicida, fue capaz de subirse en un cacharro más parecido a los cohetes del pueblo que a otra cosa. El antecedente que tenía era el vuelo de la perra Laika. Con Laika nadie se preocupó de que la nave pudiera regresar a La Tierra. Parece que con Gagarin apretaron un par de tuercas para que, si había mucha suerte, la cápsula pudiera volver más o menos. El caso es que volvió.
Con Yuri Gagarin cambiaron las cosas. Unas se perdieron, otras se ganaron. Se perdió, o yo que tenía cinco años, perdí, la ilusión de que más allá del azul del cielo hubiera ángeles volando. Se perdió, o yo perdí, el concepto mágico de la vida, esa creencia en que allí donde no llegaba la experiencia propia empezaba lo maravilloso, lo inconcebible. Más allá del azul sólo estaba el negro del espacio. Se perdió, yo perdí, la creencia. Pero se ganaron otras cosas. Se ganó un punto de comprensión de nuestra realidad. Se ganó certeza de que estábamos en un minúsculo punto del universo y bastante solos. Se ganó la posibilidad de avanzar como especie y de llegar a logros mayores.
Es probable que la guerra fría posibilitara la salida al espacio. El "pique" entre rusos y americanos hizo que se invirtiera en la investigación espacial en ambos bloques. Si la guerra no hubiese sido fría, posiblemente los presupuestos habrían ido a inventos más dañinos. Y si no hubiese habido guerra fría, ninguna tensión, los presupuestos habrían ido a engrosar comisiones sin ningún provecho real. Ya saben que actualmente la carrera espacial anda muy desmejorada.
Hace cincuenta años levanté la cabeza y vi en un cielo profundamente azul un pequeño punto luminoso. Yo creía que era un ángel. Mi hermano me explicó que era una nave espacial. Hoy pienso que probablemente yo tenía razón. Únicamente que el ángel se llamaba Yuri Gagarin y tiene todo mi agradecimiento.

lunes, 11 de abril de 2011

Esto del burka

El verano pasado fuimos a París toda la familia. Además de ver la final de España-Holanda, nos fijamos en la multiculturalidad que hay en la Ciudad de las Luces. Consecuentemente, después de estar en París unos días fuimos a Disneyland, he dicho que íbamos toda la familia. No se preocupen que no les voy a hablar de ese cursi de Mickey ni del genial Donald, sino de la gente que se veía por allí. Pues mucha, mucha gente. Si quieren que me acuerde de alguien entre aquel gentío no voy a dudarlo.
Había un jeque, o lo que fuera, que iba siempre seguido por tres damas. De cómo era el jeque ni me acuerdo porque no miré en esa dirección. Las tres damas eran espectaculares. Un vestido negro hasta los pies que sólo dejaba adivinar un calzado de los muy caros. La cabeza cubierta con pañuelos de seda que se recogían por delante de la cara de manera que sólo en ocasiones, como en descuidos vaya usted a saber si premeditados, permitían ver la boca. Los ojos cubiertos por Rayban de última generación. Detrás de las gafas unos ojos grandes, sugerentes y cuidadosamente pintados. Las señoras iban lo que se dice bien tapadas y cuánto llamaban la atención. Muchos misterios se dejaban traslucir detrás de aquellas "recatadas" ropas.
Hoy vemos en los periódicos las muchas maneras que tiene una mujer de cubrir sus misterios. Pero miren, he visto una foto de un montón de mujeres, digo yo que serán mujeres pues no puede saberse, cubiertas como si fuesen cadáveres cubiertos por sudarios. De golpe me han recordado algún espectáculo de los que montaban  Els Joglars más para provocar que para otra cosa. ¿Recuerdan la llanura de los asfodelos en la que las almas perdían la memoria? Algo así me ha parecido. Y esto no tiene nada que ver con las tres damas de Disneyland sino más bien con la renuncia a la vida. Si hay países que obligan a las señoras a llevar esos sudarios que llaman burka que no intenten hacer lo mismo en nuestra decadente Europa. Mira, los franceses lo tienen claro. Y si hay señoras que llevan el sudario voluntariamente, seguro que, buscando, encontrarán un buen psicólogo.
Hay que respetar las distintas culturas pero las inculturas no.

Pd.- La foto es de Libertad Digital.

domingo, 10 de abril de 2011

Fin de semana

Si han entrado en el blog este fin de semana habrán visto que no he escrito nada. Me gustaría decir que, como Mastropiero, cuando me dejo llevar solamente por mi inspiración no escribo nada. Pero, la verdad, no lo sé porque no he tenido tiempo. Quieren que les cuente que el sábado anduve con un taladro haciendo agujeros para hacer un tendedero. Es que el tendedero antiguo no vale porque la perra nueva se come la ropa. Pues el domingo, quitando el rato de la fórmula uno, he estado enseñando dibujo a uno de mis hijos y preparando unos exámenes globales para el colegio. Si no he tenido tiempo ni de tocar el violonchelo. A ver si mañana descanso un poco en el trabajo... creo que tampoco.
Ya que estamos con el fin de semana no puedo dejar la cuestión de cómo se dice ahora: "finde". ¿Han oído alguna vez algo más cursi? Que pases buen finde; que tengáis buen finde; que descanses el finde. Yo me pongo malo. Es verdad que hablar es algo costoso, que requiere un gasto de energía considerable. Pero los mismos que dicen finde no paran de cotorrear en cuestiones que no van a ninguna parte. Es decir, no se trata de ahorro de energía, ni de pereza que yo esto último, como el yerno de Marx, lo respeto mucho. Se trata más bien del "proceso general e imparable de cursilización de la sociedad". Cuando veo en la tele a un tío que hace un anuncio de maquinillas de afeitar que no raspan, ni tiran, y que se deslizan como la seda, siempre pienso: "seguro que éste dice finde y luego se echa cremita".
Disculpen mi mal humor pero es que llevo todo el fin de semana trabajando y acordándome del finde.

viernes, 8 de abril de 2011

Sin futuro.

Por lo que dice la prensa, parece que hay un colectivo de jóvenes que empieza a estar harto. Se trata, como ellos mismos se denominan, de Jóvenes sin Futuro. Ayer montaron una manifestación en Madrid, en la que como siempre hay guerra de cifras y al final da lo mismo, que terminó en enfrentamientos con la policía y con cierto grado de mala educación, hay quien le llama vandalismo. Los jóvenes se quejan de que se les está robando su futuro. Tienen razón.
El futuro se les empezó a robar desde el día en que nacieron. Se les alejó de toda posible contaminación hasta llegar a esterilizar los biberones. El futuro se les empezó a robar no dejándoles jugar con juguetes bélicos y con cierto peligro: sean juguetes con aristas cortantes, juguetes bélicos, como mis amadas espadas de madera, juguetes sin ninguna intención educativa y otros objetos realmente dañinos. El futuro se les empezó a robar estableciendo un plan de estudios en el que se igualaba a todos por la línea más baja, falto de exigencia de luces y de esfuerzo. El futuro se les siguió robando al no obligarlos a trabajar cuando no querían seguir los estudios. El futuro se les sigue actualmente robando ya que nadie quiere acceder a sus, puede que justas, exigencias de un salario alto y con numerosas vacaciones. Los empresarios, todos malvados, suelen preguntar ¿qué es lo que sabe usted hacer? Y no es esa la pregunta sino ¿cuáles son sus derechos? Y ahora, muchos jóvenes se encuentran sin ninguna cualificación y sin ninguna capacidad para hacer trabajos no cualificados. Se les sigue robando el futuro. Y ya están hartos.
Todavía hay algo más. Es un problema del que los mismos "jóvenes", probablemente, no se han dado cuenta. Se trata de que el futuro se les está agotando. Cada día que pasa son un poquito menos jóvenes, cada día que pasa verán que la vida pasa sin que por ellos pase la experiencia vital por la que pasaron sus padres y sus abuelos. Pronto el colectivo "Jóvenes sin Futuro" tendrá que llamarse simplemente "Sin Futuro" o "Sin Nada". Pero esto los que son de la edad del que escribe no lo verán y probablemente será una suerte.

jueves, 7 de abril de 2011

Aristoi

Nos dicen que van a abrir un instituto especial para los alumnos que superen determinada nota media... Pues no sé qué pensar. A mi lo de un instituto para alumnos excelentes me parece una cutrez. No lo digo porque no me parezca bien que se trate con cierto mimo a los alumnos esforzados. Lo de la cutrez viene de que sea un solo, sólo uno, instituto. ¿Tan pocos alumnos tenemos que merezcan la pena?
Si se trata de una experiencia piloto con vistas a extenderse la cosa me parece más razonable. No tiene nada de malo el que haya una línea alta para aquellos jóvenes que trabajan y que tienen inteligencia.
Seguro que desde los ámbitos de la izquierda se va a criticar esta medida con el argumento de siempre: "Lo que hay que hacer es poner más medios para que todos alcancen niveles altísimos". Miren, esta filosofía del "que todos" nos ha llevado y nos sigue llevando a los índices más altos de fracaso escolar de nuestra historia. Educación excelente para todos sí... para todos los que la merezcan. Porque muchos de nuestros jóvenes, como muchos de nosotros los adultos, no tienen capacidad para alcanzar niveles altos de conocimiento. Estos alumnos a los que llamamos vagos, inadaptados, disruptivos, etc., tienen capacidad para ser buenos profesionales. Pero no los dejamos. Los tenemos ahí aparcados, calentando la silla y llamándoles, indirectamente claro, tontos del bote. Estos chicos podrían estar en un sistema que compaginara las clases de secundaria básicas con ejercicios prácticos en empresas dedicadas a lo que los chicos quisieran aprender. Es decir, se trataría de un "concordato enseñanza-empresa".
Volviendo a los alumnos que valen para estudiar y además quieren, ya que se tienen que dar las dos condiciones, está muy bien que se valore su esfuerzo y su capacidad. Ya sé que la Comunidad de Madrid no dicta las leyes de enseñanza, pero en vez de abrir institutos para privilegiados mentales sería más coherente instituir dos vías de estudios, algo así como los estudios dirigidos a la universidad y la formación profesional. No sé de qué me suena esto. ¿Será que ya ha existido antes?
Que no se me olvide decir que esto de la enseñanza de excelencia ya existe... para los ricos. O sea, que no está mal que también se busque para aquellos que sin tener economía familiar están cargados de mercedes intelectuales. (Estos chicos de la derecha siempre están adoptando medidas de izquierda).
Bueno, doña Esperanza, que la idea no es mala. Pero no deje que se quede en un solo instituto.

PD.- Llevo un día sin escribir por un problema de la línea telefónica... disculpen las molestias.

martes, 5 de abril de 2011

Al final... inglés.

Señor Rajoy, con lo bien que usted me cae y que me haya abandonado de esta manera. Porque he oído que está aprendiendo a hablar inglés. Pero hombre, si lo que tiene es que aprender a hablar en latín y luego convencer al resto de los europeos. Yo lo haría por usted, pero verá, a mi no me van a hacer caso y si no, mire las encuestas. Ni salgo.
La verdad es que le entiendo. Es cierto que en este tiempo un aspirante a mandatario nacional tiene que, además del gallego y del español, saber hablar en inglés. Porque si no lo hace quedará en las fotos como si fuese una aparición a lo Iker Jiménez, con una sonrisa boba de no enterarse de nada mientras los otros mandatarios parlotean en el idioma britano. No sé si esto de las fotos le recuerda a alguien.
No se lo va a creer, pero conozco, de oídas, a un personaje que ha tenido siete años para aprender algo de inglés y nada. Sólo habla un español con buen acento vallisoletano. Desde luego, no me refiero a nadie que usted conozca. No vaya a pensar que estoy haciendo críticas gratuitas. Pero, volviendo a lo de antes, usted que seguramente tiene buenos fundamentos en humanidades, que lo del registro de la propiedad no es moco de pavo, podría echar una mano en esta idea del latín como idioma de Europa. Probablemente el amigo Obama se va a disgustar un poquito porque él lleva estudiando inglés desde pequeño y ya lo habla notablemente bien. Pero tampoco podemos contentar a todo el mundo. Tampoco haga lo de aquel, a mi me lo han contado, que se quedó sentado mientras pasaba la bandera del país del señor Obama. Una cosa es no contentar, otra ofender.
De acuerdo, siga usted estudiando inglés. Me parece bien. Pero si es posible, de vez en cuando, tire algún latinajo a los europeos. El gonadas mite del señor Trillo, por ejemplo, es magnífico. Y no deje que le acomplejen y nos acomplejen a otros por defender las raíces más arcanas de nuestra cultura.
Vale.

lunes, 4 de abril de 2011

La sangre altera

Aunque hace unos días que llegamos al equinoccio de primavera, ésta, de verdad, ha llegado hoy. Sol, calor, luz, bichitos, he empezado a estornudar, tengo sueño y sobre todo estoy bastante derrengado. Siempre me pasa lo mismo. Empiezan a abrirse las flores y a mi me entra una modorra que ni el "aprendiz de vago". Lo del aprendiz de vago lo tengo que explicar. Pues señor, cuentan que había un muchacho, tan vago, tan vago que su padre, desesperado de tanta molicie, le dijo: Hijo mío, ya que no vales para otra cosa, es de pedir que al menos seas un vago en condiciones. Así que hoy te voy a llevar con el tío Meterio, que es el más vago del pueblo, para que te enseñe a ser vago. Y esto hizo. Encontraron al tío Meterio tumbado debajo de una higuera disfrutando de la sombra. Tío Meterio, dijo el padre, aquí le traigo al chico para que le enseñe a ser vago. Pues que se tumbe a mi lado, dijo el tío Meterio. El muchacho se tumbó junto al maestro de vaguería y al rato una breva de la higuera le cayó en un ojo. Tío Meterio, dijo el chico, quiere usted llevarme la breva hasta la boca... es por no moverme. Chaval, dijo el tío Meterio, vete con tu padre que tú sabes de vagancia mucho más que yo.
Pues así ando yo. Sin tanto estilo como el del cuento pero bastante bajo de energía. Sin embargo, veo que la gente está animada y alegre. Será que no me llevo bien con el calendario.

domingo, 3 de abril de 2011

Latín

Los que estudiamos el Bachiller antiguo, dimos dos años de latín. Yo, la verdad, era un estudiante de los mediocres tirando a malos. Y aquellos dos cursos de latín no me aprovecharon nada. Recuerdo a don Luis haciendo desesperados esfuerzos porque aprendiéramos las declinaciones y el hic, haec, hoc. Pero a mi, que no distinguía un sujeto de un predicado en español, lo del latín me sonaba a pestiño arcaico sin ningún sentido.
He lamentado muchas veces mi falta de esfuerzo y de inteligencia y, ahora que casi todo el mundo lo ha olvidado, me acuerdo cada vez más del latín. Cuando viajo, que no es mucho porque tampoco me entusiasma, y oigo otras lenguas voy encontrando la misma raíz lingüística en muchas palabras y eso me fascina. Pienso en un mar en el que las olas van de un lado a otro como las lenguas modernas pero con un fondo tranquilo y común que es el latín. Evidentemente estoy hablando de idiomas europeos.
No voy a dármelas de especial. Como todo el mundo, cuando voy por ahí, chapurreo un poco de inglés para hacerme entender. Pero es una pena pensar que un francés, pongamos por ejemplo, y yo tengamos que entendernos en una lengua ajena a nuestra base común. En algún sitio nos hemos perdido algo.
Siempre he pensado que el Concilio Vaticano II metió la pata cuando desterró el latín como idioma común de la Iglesia. Perdió lo que el rito tenía de mágico y perdió una enorme base cultural. Esa parte que me apasiona de la Iglesia que es el transmitir la cultura romana desde hace dos mil años se va diluyendo. Y, ojo, curas, que os podéis diluir vosotros mismos si no defendéis lo que os ha hecho perdurar. De verdad, el día en que la Iglesia vuelva al latín, a pesar de mi ineficacia en cuestiones de fe, me hago católico.
Pienso que si esta sociedad fuera un poquito menos ñoña, ya sé que esto es mucho pedir, intentaría volver a sus orígenes en lo del idioma. Si en todos los colegios de Europa se estudiara latín, quizá nos podríamos entender en una lengua mucho más cercana que el dichoso inglés. ¿Colegios bilingües español-latín? Pues mire, sí. Y no se trataría del latín clásico sino de un latín modernizado en el que habría que poner numerosas entradas modernas como... video, audio o bonobús. Se imaginan una Europa en la que un estudiante pudiera viajar a cualquier universidad y entenderse en un idioma común. Pues eso es lo que teníamos hace dos siglos y lo hemos perdido.
Soy consciente de que nadie me va a hacer caso, ni siquiera los latinistas, pero seguiré defendiendo esta idea. Lo único que me deja atribulado es que no sé decir cerveza en latín.

PD.- Cervisia.

sábado, 2 de abril de 2011

Supongo que hoy toca Zapatero

La noticia está en que José Luis Rodríguez Zapatero no sigue. Ya se lo ha comunicado a su partido y consecuentemente a toda la sociedad española. Vaya por delante que nuestro presidente no es santo de mi devoción ni de lejos, pero eso no quita para que muestre cierta comprensión por él. Porque, miren ustedes, tiene que resultar tremendamente duro ser considerado el culpable de todo lo que nos pasa. Si la economía va mal, si no me llega para la hipoteca, si estoy en paro, si me matan a impuestos, si la gasolina..., si la luz, si llueve, si la guerra, si la enseñanza... todo se lo achacamos a quien está a la cabeza del gobierno.
Es verdad que de muchas cosas es responsable, pero no de todas. Hay una cuestión de la que el presidente no es directamente responsable y puede que sea la peor de todas. Se trata del vertiginoso derrumbe del carácter español. Me refiero a ese carácter que tenían nuestros padres. Si, hombre, esos que vivieron en unas condiciones muchísimo peores que las nuestras y se las apañaron como pudieron para sacarnos adelante. Nosotros hemos perdido esa capacidad de esfuerzo y sufrimiento, ese tesón heredero de la virtus romana, que hizo posible que España se levantara cuando prácticamente había rodado por la lona del cuadrilátero.
Nuestros jóvenes están blanditos, blanditos. Acostumbrados a los años de bonanza que hemos vivido, no están en condiciones para afrontar la situación que nos está llegando. Lo de la crisis es pasajero. Algún día saldremos de ella. Lo que no es pasajero es el movimiento de personas que se está dando en el mundo. Nos llegan jóvenes de otros países que, acostumbrados a pasarlas canutas, son capaces de luchar por un trabajo con una fuerza de la que nuestros "españolitos" carecen.
Señor presidente, a pesar de pensar que usted lo podría haber hecho mejor, entiendo que esté hasta las narices de ser el malo de la película. Supongo que ahora podrá contar aquella vieja adivinanza: "¿Saben en qué se diferencian Dios y el Diablo? En que al Diablo le gustan las mujeres malas y a-diós... muy buenas".

viernes, 1 de abril de 2011

Aviones sin niños

Mira que han dicho los de Ryanair que van a ofertar vuelos sin niños, algo más caros pero sin niños. Suponiendo que no estén gastando una broma, ya que hoy es el día de los inocentes en Inglaterra, April Fool´s Day, la cosa tiene su enjundia. Es cierto que hacer un viaje con un niño cabezón y pesado al lado o detrás es una tortura, es cierto que hay niños insoportables, es cierto que hay padres que deberían estar en un paredón por no educar a sus hijos, es cierto que son una verdadera lata. Molestan, molestan mucho. Toma, claro, como que son niños.
Si ponen una serie de vuelos exentos de infantes pero ponen la misma serie de vuelos, llámeselos de alto riesgo, en los que dejan viajar cabezones, la cosa no es muy criticable. Hasta puede que esté bien. Pero, en primer lugar, todos aquellos que no quieran ser molestados por los niños deberían pagar una sobretasa por el concepto de "prestación voluntaria para la jubilación". Porque está muy bien una sociedad en la que los niños no nos molesten. El único inconveniente es que esos pesados de piernas cortas son los que van a pagar la jubilación a las distinguidas parejas que ahora huyen de ellos. No me extrañaría que los adultos de mañana dijeran: "no me dejabas montar en avión, pues ahora te las arreglas tú solito, y la jubilación que te la pague Ryanair". En segundo lugar, suponiendo que haya aviones con y aviones sin (niños), ¿por qué no hay aviones con y aviones sin (tabaco)? Si en un avión todos los que se suben, y si quieren incluyan al piloto, son fumadores ¿a quién molestan los fumadores? Naturalmente, este mismo razonamiento se podría aplicar a lugares de trabajo y a bares. Pero esto del tabaco es una batalla perdida y a los fumadores sólo nos queda morirnos con cierta elegancia.
Volviendo al asunto de los niños voladores, cabe preguntarnos a qué tipo de sociedad queremos llegar. Así, a bote pronto, se me vienen a la cabeza las hormigas. En un hormiguero hay todo un grupo de hormigas que pasan de tener niños, digo de poner huevos. A éstas se las venía llamando las obreras, quizás haya que llamarlas ejecutivas o bien hormigas autorrealizadas. Luego está la reina, pobrecita, habría que llamarla hormiga coneja, que es la que no para de procrear. Puede que lleguemos a una sociedad en la que haya obreras por un lado y reinas por otro. Es decir, parejas que se lo montan muy bien y parejas pringadas con un montón de críos. Parece ciencia-ficción, pero lo de los aviones without children también. Se nos olvida que fuimos niños y que sin niños no seremos nada.
Insisto en que es posible que sólo se trate de una broma por el April Fool´s Day y mañana nos digan: "te lo has creído, te lo has creído...". Aunque también puede que nos digan que ya se puede fumar siempre que todos estemos de acuerdo y que solamente era una broma.