lunes, 11 de abril de 2011

Esto del burka

El verano pasado fuimos a París toda la familia. Además de ver la final de España-Holanda, nos fijamos en la multiculturalidad que hay en la Ciudad de las Luces. Consecuentemente, después de estar en París unos días fuimos a Disneyland, he dicho que íbamos toda la familia. No se preocupen que no les voy a hablar de ese cursi de Mickey ni del genial Donald, sino de la gente que se veía por allí. Pues mucha, mucha gente. Si quieren que me acuerde de alguien entre aquel gentío no voy a dudarlo.
Había un jeque, o lo que fuera, que iba siempre seguido por tres damas. De cómo era el jeque ni me acuerdo porque no miré en esa dirección. Las tres damas eran espectaculares. Un vestido negro hasta los pies que sólo dejaba adivinar un calzado de los muy caros. La cabeza cubierta con pañuelos de seda que se recogían por delante de la cara de manera que sólo en ocasiones, como en descuidos vaya usted a saber si premeditados, permitían ver la boca. Los ojos cubiertos por Rayban de última generación. Detrás de las gafas unos ojos grandes, sugerentes y cuidadosamente pintados. Las señoras iban lo que se dice bien tapadas y cuánto llamaban la atención. Muchos misterios se dejaban traslucir detrás de aquellas "recatadas" ropas.
Hoy vemos en los periódicos las muchas maneras que tiene una mujer de cubrir sus misterios. Pero miren, he visto una foto de un montón de mujeres, digo yo que serán mujeres pues no puede saberse, cubiertas como si fuesen cadáveres cubiertos por sudarios. De golpe me han recordado algún espectáculo de los que montaban  Els Joglars más para provocar que para otra cosa. ¿Recuerdan la llanura de los asfodelos en la que las almas perdían la memoria? Algo así me ha parecido. Y esto no tiene nada que ver con las tres damas de Disneyland sino más bien con la renuncia a la vida. Si hay países que obligan a las señoras a llevar esos sudarios que llaman burka que no intenten hacer lo mismo en nuestra decadente Europa. Mira, los franceses lo tienen claro. Y si hay señoras que llevan el sudario voluntariamente, seguro que, buscando, encontrarán un buen psicólogo.
Hay que respetar las distintas culturas pero las inculturas no.

Pd.- La foto es de Libertad Digital.

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