sábado, 14 de mayo de 2011

La memoria

Es una cosa extraña esto de la memoria. Un ir hacia atrás en el pensamiento que nos lleva a lugares ya vividos. En cierta medida, es un viaje en el tiempo. Un viaje parcial, ya que la memoria no nos deja vivir por completo lo que ya sucedió. Es como mirar al pasado por un telescopio que tuviera las lentes sucias o algo distorsionadas. Pero es lo que tenemos.
Siempre echo de menos el tener memoria del futuro, aunque fuese algo distorsionada. Aunque si miramos anuncios de los periódicos, se ve que el mundo está lleno de iluminados que pueden verlo. Lo que me sucede es que, yo que no soy capaz de creer las verdades más aceptadas, pues tampoco me creo esto de los videntes.
La memoria, a veces, nos falla y nos confundo. De repente se nos viene abajo el sistema del cerebro y lo que creíamos tener bien asentado se esconde en el laberinto del pensamiento. En otras ocasiones, todo se hace borroso. El manantial se enturbia. Porque la mente es como un manantial al que continuamente está llegando un pequeño torrente de agua. Este torrente es todo lo nuevo que llega a nuestro cerebro. La experiencia del presente. Mientras el torrente que afluye sea el adecuado, el agua del manantial estará clara y los procesos de pensamiento y memoria se producirán con fluidez. Pero si el volumen del torrente es excesivo enturbiará todo el manantial. Todo se hará opaco.
Hoy en día, recibimos un volumen de datos tan grande que es prácticamente imposible procesarlos y sedimentarlos. Nuestra memoria anda algo confundida. En tiempos de Shakespeare, había individuos que veían dos o tres veces una de sus obrar y eran capaces de recordarla letra por letra. Tan así era, que los primeros textos impresos de las obras del autor inglés está publicados por estos listos de memorión impresionante.
Me falta algo por escribir, pero, sinceramente, no consigo recordar de que se trataba.

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