lunes, 9 de mayo de 2011

La corbata

Tengo una amiga que me odia. Será mejor decir que tengo una conocida que me odia. Ya lo dicen Les Luthiers, "si un amigo te clava un puñal en la espalda... desconfía de su amistad". Uno de los motivos por los que uno es odiado es por llevar corbata. Pero sobretodo, lo que más le chincha, lo que más, lo que más, es que siempre hablo bien de mi padre. Ella dice que es de izquierdas, yo lo dudo. Se conoce que es doctrina de las izquierdas el odio al padre. Supongo, y espero, que este concepto de la ideología sea solamente de ella y no doctrina general.
Mi padre siempre llevaba corbata. No sólo cuando iba a trabajar, lo cual dado su trabajo es normal, sino también cuando descansaba. En casa con las zapatillas pero con la corbata puesta. Durante una época tuvo un pequeño huerto y, lógicamente, era un hortelano con gorra madrileña y corbata. Su ajuar se reducía a dos únicas corbatas, la de diario y la de las bodas y otros acontecimientos importantes. La verdad, yo siempre le recuerdo con la misma.
De mi padre he heredado dos cosas, una corbata que nunca llegó a estrenar y que yo casi nunca me pongo, y su visión de la vida. La segunda es la importante, pero la primera es su símbolo. Hoy no me toca hablar de la visión de la vida. Prefiero decir que desde que mi padre murió yo no he dejado de llevar corbata. Reconozco que no llego al punto de trabajar la tierra con corbata. Sólo la llevo al trabajo.
Estuve una temporada sin saber por qué me ponía todos los días corbata. Ahora no tengo ninguna duda. Es un pequeño homenaje a mi padre. En otro momento hablaré de él.
Confieso que hace calor y he aflojado un poco el nudo.

1 comentario:

  1. No es cierto que ser de izquierdas implique hablar mal del padre. Ese es un problema de su amiga/enemiga odiante. Yo soy, me gusta considerarme, de la izquierda inteligente y hablo bien de mi padre. Mi padre tambien llevaba siempre corbata, hasta para esquiar. Decía que así no se le enfriaba la garganta.
    Yo tengo que hablar bien de mi padre porque nos enseñó a mi y a mis hermanos a ser personas, personas honestas, entre otras muchas cosas.
    Yo tengo que hablar bien de mi padre porque no se rindió cuando le dijeron que su hijo, mi hermano, no caminaría nunca. Y con un sacrificio enorme se empeñó en que tendría que caminar. Y lo consiguió. Mi hermano caminó. Y no fué "Gracias a Dios", fué gracias a mi padre.
    He llorado recordándolo.
    Soy de izquierdas.
    Mi padre llevaba corbata.

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