martes, 21 de junio de 2011

Ardillas pedagógicas

El patio del colegio es grande. Árboles majestuosos ofrecen su sombra que en estos últimos días de curso no viene nada mal. La pista es el único lugar donde los alumnos se torran mientras juegan al fútbol o al fútbol. Suena la sirena. No es el canto de las sirenas de Ulises sino una sirena principios de siglo que deja descolocado al que reciba su voz estando cerca. Entran los alumnos a clase y el patio se queda vacío. Vacío pero con la secuela de bollitos sin terminar, trozos de bocadillo, algunas pipas que se han caído y otros alimentos sobrantes.
Cuando termina el recreo es el momento de los pájaros y las ardillas. Los pájaros vienen del cielo a picotear lo que los alumnos han dejado y las ardillas no se sabe de dónde vienen. Se las ve correr ondeando su cola como si fueran delfines terrestres. Se lo comen todo.
Al terminar el festejo diario aprovechan los árboles para subir hasta la altura de las ventanas. Las clases se alborotan ¡una ardilla! Y en esos momento, con la ardilla enfrente haciendo diabluras, explica si puedes lo que es un complemento indirecto. En ocasiones, son más descaradas y se plantan en el mismo alféizar de la ventana. Ahí, lo más adecuado es que sea la ardilla la que dé clase de Ciencias Naturales y explique a los alumnos cómo es una ardilla.
Antes no había ardillas en la sierra madrileña. Dicen que las que ahora se pasean por los patios de los colegios proceden de El Retiro. Hubo una época en la que se repobló El Retiro con estos graciosos y traviesos animales. Pues, al parecer, partiendo del centro de Madrid se han ido extendiendo hasta llegar al campo. Igual que los humanos.
Las ardillas tienen su gracia pero también pueden ser conflictivas. Corren por los cables de la luz. No los de alta tensión sino esos negros que van trenzados. A veces se suben a los postes de teléfono y mordisquean la cubierta de plástico de los cables y nos quedamos sin línea. Eso me contó uno de telefónica. Lo mismo es verdad o lo mismo era una excusa para explicar por qué llevaba dos meses sin teléfono.

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