lunes, 22 de agosto de 2011

Escribo por fastidiar

Creo que el próximo año saldrá a la luz La Conspiración de las Mercerías. No esperen verla en las grandes librerías. Será una edición a lo pobre. Si no la encuentran, que es lo más probable, me la pueden pedir aquí mismo. Pero todo esto es pura teoría. ¿Porque a quién le interesa leer?
Leer es escuchar. Y eso es algo que practicamos poco. Lo que de verdad nos interesa es opinar. Opinar sobre lo que sea. Entendamos de ello o no. Si ustedes quieren opinar sobre libros yo les aconsejo que no se lean ninguno. Utilicen la sección dominical de los periódicos donde vienen los resúmenes de los libros. Luego digan lo que han leído en esos resúmenes. Quedarán muy bien.
Hay personas que se niegan a opinar al dictado de lo que otros han dicho. Gente rara hay en todas partes. Esos son los que prefieren formarse sus propias opiniones y no dudan en hacer el esfuerzo de leer y de escuchar con atención. Luego van, piensan, lo cual dice poco de su salud mental, y emiten opiniones totalmente personales. Casi nadie los entiende.
La mayoría de la gente no se entretiene en leer resúmenes literarios y menos en gastar el tiempo leyendo libros. Directamente opina. Así, por las bravas. Esta mayoría no necesita un momento de reflexión para lanzar sus opiniones.
Pues yo escribo precisamente para esta mayoría. Para los que opinan sin fundamento. Para fastidiar. Porque, verán, antes más que escribir yo pintaba. Pintaba cuadros. Era maravilloso cómo esas personas simplemente con un un vistazo que no llegaba al segundo ya eran capaces de darte, sin pedirla, su opinión sobre el cuadro. Uno se había pasado días, a veces meses, para poder construir una imagen y de sopetón llegaba alguien que con un efímero vistazo ya te estaba desmontando el cuadro con su maravillosa opinión.
Escribir es mejor. Es una venganza contra los opinadores. Si quieren opinar que lo hagan, pero no les quedará más remedio que que leer antes. Ya lo digo, escribo para fastidiar.

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