miércoles, 3 de octubre de 2012

Hemos tirado un tesoro

Esta mañana mientras conducía iba escuchando por la radio a un eurodiputado hablar sobre asuntos de economía nacional e internacional. Este señor, del que por desgracia no recuerdo el nombre, es italiano y estaba dialogando con el locutor en un español perfecto. La última pregunta ha sido ¿cómo ha aprendido usted a hablar tan buen español? Bueno, ha contestado, me ayudan mis amigos los eurodiputados españoles y además el latín me ha dado la base para la mayoría de las palabras y sobretodo de los verbos. El locutor, que no era otro que Carlos Herrera, ha dicho: está claro que este hombre no estudió con la ESO.
Y yo he seguido conduciendo y pensando que en pocos años hemos tirado al basurero uno de los tesoros culturales que este país tenía. No es que nuestros alumnos no sepan latín. Es que no saben que el latín existió. Y los romanos sólo son una excusa para hacer películas... seguramente piensen, nuestros alumnos, que los romanos son una especie con tanto fundamento histórico como los elfos o los hobbits.
Hace un par de siglos cualquier universitario podía viajar por Europa hablando la lengua culta común que era el latín. Hoy el inglés se ha extendido por todos los aeropuertos y el norte de Europa... pero a los del sur nos cuesta hablar la lengua de Margaret Thacher (no digo la lengua de Shakespeare porque lo que él hablaba no es lo que se habla ahora). 
Esto de perder el latín, y la cultura clásica que lo acompaña, fue culpa originalmente de la Iglesia. Desde el Concilio Vaticano II, en 1962, se quito el latín del rito católico en beneficio de las lenguas vernáculas. ¿Y qué hicieron las mentes más progresistas, más laicas y más anticlericales del mundo de la educación? Pues lo que hicieron fue copiar a la Iglesia. En consecuencia consiguieron que poco a poco el latín desapareciera de nuestro mundo educativo. 
¿Se imaginan un colegio bilingüe en el que se hablara español y ...? Lo dejo en manos de su fantasía.

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