sábado, 24 de septiembre de 2011

Pieza a pieza

Hay un anuncio en la radio en el que un coche se queja de que ya no le queda ninguna pieza original. A mí me viene pasando lo mismo. El dentista me dice que me tiene que sacar todas las piezas de arriba y que me va a poner unos implantes para sujetar una dentadura de pega. Después del dentista, voy a recoger unas gafas nuevas porque las viejas se me habían quedado cortas de graduación. Mientras voy de un sitio a otro, me apoyo en un bastón porque tengo una rodilla averiada por exceso de uso. Para que el sol no me tueste demasiado llevo un sombrero. El pelo que traía de fábrica ha ido desapareciendo. Cuando vuelvo a casa voy pensando en qué es lo que me queda original. Como siga cambiando piezas no voy a parecerme mucho al que era hace unos años. No me quejo porque todo esto tiene su gracia.
Cuando vemos los restos antropológicos de antepasados nuestros que vivieron hace unos miles de años, vemos que su cuerpo estaba diseñado para vivir poco más de treinta años. Muy pocos superaban esta edad. Ahora, gracias a los talleres de reparación del cuerpo humano, que algunos llaman avances en medicina, podemos ir tirando mucho más allá que nuestros ancestros. Podemos quejarnos de que no llevamos una vida natural. Pero es que la Naturaleza por sí misma no es exactamente bondadosa. Siempre va a lo suyo. Y aunque nos vayan reparando pieza a pieza, merece la pena poder seguir dando un poco la lata.

2 comentarios:

  1. Pues verás cuando alcances una edad decente: post molestam senectutem, nos habebit humus. No te digo mas....
    Así que no te quejes, que todo lo que se puede cambiar, pues se cambia y no hay mas que hablar. Lo malo es cuando las piezas de repuesto que necesitas ya no se fabrican.....Entonces nos habebit humus.

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  2. Serán cenizas, mas tendrá sentido;
    Polvo será, mas polvo enamorado.

    Que decía don Francisco de Quevedo después de echarse al coleto un par de cuartillos de tempranillo.

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